EL ARTISTA DEL GIS.

I.

JUBILACIÓN.
Aún lucía la mañana obscura y fría, muy fría en la temporada de invierno. El maestro caminaba, por decisión de vida, porque por alguna razón nunca manejó un carro, ni mucho menos tuvo la necesidad de adquirir uno; entonces prefirió caminar por aquellas calles de la ciudad en donde era muy conocido. En los diferentes trayectos de sus andares, no faltaba quien le ofreciera un “aventón” hacia donde fuera, y así llegaba a su destino, “contra viento y marea”, como se dice. Esa era su cotidiana costumbre y asiÍ flanqueado por cuatro perros callejeros, que ya les era familiar, puesto que por su instinto ya sabían que contaban con comida para el dia, esperaban al maestro cada mañana a las orillas del cerco que perimetraba la entrada al instituto para iniciar sus labores docentes.
Muy temprano llegaba por las mañanas, a nuestra sala de maestros,  lavaba la cafetera y preparaba el café en espera que los demás colegas fuésemos llegando; de inmediato la algarabía y el buen humor se sentía y escuchaba al degustar de la bebida caliente, reconfortante para esas mañanas tan frías y luego  dirigirnos  cada quien a su salón de clases.
Creo que ese día fue muy especial, porque aunque en principio nos pareció una broma o un hilarante dicho como los que acostumbramos en las pláticas del día, aquello fue un poco de todo eso:
-A que no saben-
-a partir de hoy empiezo los trámites para mi jubilación- nos dijo.
El desconcierto nuestro se debió a que sabíamos muy bien que aún no cumplía ni con la antigüedad, ni la edad como parte de los requisitos que se requieren, -y eso porqué maestro-  casi al unísono respondimos;
-Resulta- empezó diciendo,
-que al grupo que me toca de once a doce, le correspondía el tema de “integración definida”, y para ello les puse un problema de calcular el área de un terreno que estaba “acotado” por ciertos límites, etc. etc.; para empezar me preguntaron: ¡Qué es acotado, maestro!; bueno, pero eso es lo de menos; la cuestión es que más adelante y después de haber resuelto la “integral”, nos pusimos a valorarla, y en una de esas, un alumno me pregunta: ¡porqué ocho entre dos, le da cuatro; de donde sale ese cuatro!
-Aquí ya no supe que decir, ya que partía yo del supuesto de que la clase trataba de cálculo diferencial y no de aritmética. Así que a partir de ahora empiezo el trámite de mi retiro-
No habría más discusión al respecto, más que rememorar en torno de un buen vaso de vino tinto y rebanadas de queso, una igual de suculenta plática; acordándonos del maestro con su tocacintas bajo el brazo para amenizar y festejar la vida en el aula de sus alumnos durante su clase;  o su capa y colmillos de vampiro al más puro estilo de Bela Lugosi, con cuyo disfraz hacía tener un buen día a sus estudiantes de cálculo. No era ajeno para nosotros y para el maestro, la gran afinidad que el símbolo de la “integral” en el cálculo “( ∫ )” y la llave de Sol en la nota musical de un cuaderno pautado eran complemento de un mismo conjunto; y que decir de una interpretación conceptual del infinito que puede yacer encerrado dentro de un grano de arena, lo mismo que dentro de los extremos astronómicos del universo que se recicla desde el momento en que un rayo de luz ha viajado hasta la primera mitad a partir de la cual inicia el retorno; porque el maestro fue muy apegado a la astronomía, seguidor de las estrellas y galaxias que divisaba en la SOCIEDAD ASTRONÓMICA ORIÓN junto a los colegas con los que ya se ha reunido, JOAQUÍN PEREZ DUARTE y ANTONIO SANCHEZ IBARRA
-II-
                                                          UN ENCUENTRO CASI ESPERADO.
 ¡Por si no fuera suficiente con estarnos viendo todos los días en los cubículos, teníamos que encontrarnos, nada menos, en una de las ciudades más pobladas del mundo! _
Casi no fue ninguna sorpresa para nosotros, Patricia y yo, toparnos con el maestro Monteón en la ciudad de México.
 De esa forma nos dirigíamos a él cada vez que nos veíamos por ser un amigo muy estimado nuestro,  como “maestro” de esa manera estaba siempre presente en nuestra cotidianeidad.
No era sorpresa, porque de él, muchas cosas podían esperarse. Por ejemplo, traer consigo aquel par de baquetas que pudiesen anunciar percusivamente el tiempo y los compases del “rock” en turno; o marcar una pauta solidaria con personas o grupos que lucharan por causas necesarias; o acompasar una lección de cálculo infinitesimal; así, con su par de baquetas en mano y con el humorismo que lo caracterizaba, nos saludamos efusivamente en aquel medio día en la ciudad de México.
Ambientados por un envidiable clima, casi otoñal, y flanqueados por un río de transeúntes gozosos de esa mañana por la avenida “cinco de mayo”, nos enfilamos los tres a la tienda donde queríamos encontrar el copal y el incienso que tanto nos gustaba para aromatizar nuestra sala de maestros.
Casi siempre lo hacíamos, para sentarnos a discutir los asuntos propios que van asociados con la enseñanza de la matemática; encendíamos varas de incienso o quemábamos copal con el objeto de ambientar nuestras sesudas discusiones, siempre aderezadas con vasos de vino tinto.
Allí recordamos aquel feliz encuentro de la ciudad de México, describiendo no sin falta de humor, las peripecias tan amenas que desgranaba el maestro. Una ciudad hermosa y amable, donde pasear por esas calles del centro histórico se convierte a la postre en un conjunto de recuerdos dignos de ser contados, sobre todo como lo hacía Monteón.
Nos regocijábamos rememorando aquella ocasión de  la huelga de hambre con MONTEÓN, PACHECO Y ROBERTO CORELLA, solidarios luchadores sociales, quienes decidieron aquella vez someterse a una vigilia total que durara muchos días, en tanto no se resolviera la situación laboral de los colegas que estaban siendo cuestionados en forma injusta. El maestro siempre buscando y encontrando significaciones entre los hechos; relacionaba, discriminaba, seleccionaba, y…, terminaba aderezando humorísticamente su método.
Y no fue sorpresa para nosotros cuando un día el maestro nos anuncia la decisión de pensionarse prácticamente desde aquella ocasión.

                                                            -III- ANDAR JOVEN.
-Se acuerda maestro, de aquellas “caravana corona”.
Estar muy cerca de aquellas artistas y vedettes que deambulaban por los pasillos de “Televicentro, viendo y  escuchando aquellos “cómicos de la legua”, léperos y con mucha gracia que a la postre nos iban a dar un gran rato de diversión viendo sus películas las que animábamos con un buen vaso de cerveza.
-Ya nos imaginamos, maestro, viajar en aquel autobús en el que también se acompañaban de Emily Cranz, y usted con su par de baquetas, tamborileando, llevando el compás y dirigiendo mentalmente la cadencia de la danza de tan espectacular artista.
-Ya no se diga maestro, aquellos inicios de los años 60, en los que incursiona al rock and roll, era usted la batería de “LOS JETS DE NOGALES”, teniendo enfrente nada menos que la competencia con los APSON; pero eran desafíos que estaban acompañados de una gran vitalidad joven, vigorosa, entusiasta y sobre todo audaz; todos muy lejanos de la capital nuestra, pero  muy cercano al gran centro de poder, que siempre ha sido, no se diga en aquellos tiempos de música.
Era la época de poesía, de canto, de teatro, de cine, de la bohemia; hasta pensábamos que en estos pueblos no había ladrones, cuando “los perros se amarraban con longaniza”, era una visión joven, con alucinógenos, de hippies ofreciendo amor y paz; y usted dejándose querer, ¿se acuerda maestro?, por esto es que en aquel momento no era para sentarse a escribir una reflexión, que ya con los muchos años de experiencia de vida habría de publicar en la página web de “LOS JETS”, en compañía de su tío Rafael, de cual aquí le reproduzco textualmente, a propósito de ser rockeros pueblerinos, comparados con los de la capital del país:
“VENTAJAS: En aquellos años, por nuestra cercanía al Imperio Peleonero, nos era mas rápido y fácil obtener los éxitos de los grupos y cantantes gabachos, y después los de la invasión inglesa. En ese tiempo no existía la televisión a nivel nacional..., no había transmisión satelital, ni siquiera televisión a color. La influencia en la forma de tocar y comportarse (rocanroleramente hablando), de manera natural  se dió más directa e intensa. Precios y variedad de instrumentos -por razones obvias-, nos resultaban mas "baratos", y fáciles de conseguir. 

DESVENTAJAS: Nuestra lejanía a la Ciudad de México, nos limitaba de las preciosas oportunidades de incursionar en foros diversos en donde rocanrolear. Mucha mayor dificultad para tener contactos adecuados para iniciar una carrera discográfica, etc.

Estabamos prácticamente encarcelados. Al norte está la barrera geográfica con E.U.A.. Al sur, la Aduana Fronteriza -en el caso de Nogales, en aquella época, sólamente para llegar a Hermosillo, Sonora se tenía que pasar por trés recintos de Aduana, y en cada uno de ellos estábamos expuestos al "humor" y "caprichos" de los celadores (mi Tío Rafael les decía "celadrones") Aduanales en turno.

Poniendo en la balanza solamente estos dos ejemplos de "ventajas y desventajas"..., al paso del tiempo vemos como la balanza se inclina hacia la parte negativa, en cuánto a las oportunidades y proyección de los grupos fronterizos. En el otro lado de la moneda, vemos y encontramos que los sonidos de los grupos fronterizos fueron distintos (no necesariamente mejores...), fueron muy distintos a los grupos del centro y sur del país. Tratando de pensar positivamente, ¡qué bueno que las cosas se dieron así!, Hubiese sido muy triste que TODOS los conjuntos rocanroleros del país se desarrollaran bajo una misma óptica y feelin'. En la diversidad existe el crecimiento..., aquí no cabe la subjetividad de "mejor" o "peor".  Aquí lo que cabe es "lo distinto"...

Al paso del tiempo y darme cuenta que muchos queridos amigos mios han fallecido, lo único que me pesa de esa falta de oportunidades, es que grandes talentos no fueron aprovechados...o se hundieron en el mar de la desesperanza...de la lejanía...del desamor...UN BRINDIS POR LOS GRANDES MUSICOS ROCANROLEROS QUE NO TUVIERON SU PEQUEÑO MOMENTO DE GLORIA, A ELLOS LES BRINDO MI APLAUSO Y RECONOCIMENTO".

Y una vez mas les agradecemos en nombre de Los Jets, habernos tomado en cuenta…..Sus amigos: Rafael González  y Roberto Octavio "Quito" Monteón”
Hasta aquí termina la cita que de su tecleada hago, maestro; de paso también brindamos por todos ellos; pero que le cuento a usted, si cotidianamente lo hacemos, porque ya ha iniciado lo que sería algo como aquel título de la película “el reposo del guerrero”, dejando un poco atrás las noches del “Fiestas Palace” con el deleite de la voz del Tony Lee: -“estimados amigos y culto público que nos acompaña, hoy tenemos el placer de presentar a la bailarina más exótica de todos los tiempos, traída desde la gran ciudad de Guasave”, y así iniciaba el acto artístico principal del lugar con ese tamborileo cadencioso que usted le imprimía al instrumento, aceleraba todos los ritmos de la amable concurrencia hasta que la gran bestia, ahora el gorila” hacia desfallecer a la sensual bailarina.
Es entonces cuando se inclinaba en busca de la “pachita”, como para hacer desaparecer el sudor del esfuerzo artístico, o bien degustar del trago que algún parroquiano le enviaba en agradecimiento por los buenos momentos disfrutados, pero eso si, con su respectiva “ficha” porque esa era la política de la casa.
Ah!, que momentos aquellos maestro, cuando el jis aún estaba ausente de sus manos en espera de sustituir – qué digo sustituir- ser compañerito de esas admirables baquetas que con excelente artisteada hacían las delicias de todos quienes estaban presentes en coincidencia; por cierto –maestro- pese a coexistir por muchísimos años, de estar casi doce horas diarias juntos todos los días; no  contando los fines de semana de compartir en el bar “Regis”, allí donde nos causaba hilaridad apenas veíamos entrar al de la “gaceta” –al que se cree ya se le nota una nariz con tres fosas nasales adornadas con abundantes ramificaciones venosas y la satisfacción que nos causaba a todos los presentes con usted, la generosidad con que lo tratamos en coincidencia al casi indigente quedando aliviado con su cerveza y su generosa propina, aunque sea por ese día; o a sus colegas músicos que por tríos llegaban a deleitarnos a la mesa, algunas veces interpretando canciones “desgarradoras”, como humorísticamente las calificábamos por ser del más puro estilo de aquel “Juan penas”, eran nos parecía un tributo a la amistad y respeto que se prodigaban mutuamente dentro de ese mundo musical al que todos ustedes pertenecían.
Tan disperso este conteo de cosas y tan variados momentos de vida que con facilidad cualquier cuentacuentos “agarraría monte” muy fácilmente; le decía que pese a lo dicho y a otros muchos más no dichos, algunos de sus allegados nunca le preguntamos de su alias mencionado como QUITO.
Por supuesto, maestro, ahora ya tenemos algunos de los amigos el beneficio de la comprensión por “nuestro ya avanzado Alzheimer”, como era su dicho, y en aras de intentar retomar el hilo por el extremo, ¿no sería mucho atrevimiento admirar esa su vida tan envidiable que usted llevó y que ahora festejamos?, porque eso es lo que estamos haciendo; músico, intelectual, científico, dicharachero, fichero, matemático, estudiante, profesor, padre, ser humano, bondadoso, generoso, solidario, buen amigo…
Usted maestro, no se cansó, ni mucho menos se enfadó de su vida artística, que para algunos hubiera sido frívola; usted tomo la decisión de continuar con la aventura de vivir una experiencia dentro del mundo de la academia, así lo inició cuando se inscribió para cursar sus estudios de preparatoria en la EPUN, para más tarde tomar la carrera de profesor normalista en la especialidad de la enseñanza de la matemática, así fue como su pensamiento igualó el par de baquetas con el jis de pizarrón, desde ese momento ganamos al ARTISTA DEL JIS.
                                                           
                                                                     IV. EN EL VERANO. 
Y tenía que ser en el verano, y ahora entendemos maestro aquel dicho del porqué “una golondrina no hace verano”, la curiosa ave por si sola no puede garantizar la existencia permanente de esa temporalidad, solamente lo puede hacer el conjunto de pensamientos unidos de sus seres queridos, de sus amigos, de sus admiradores, de todos los que supieron de usted. Ese día caluroso de julio en el que nos convocó estuvimos presentes en su casa, bebimos agua rememorando varias de las cosas que compartimos siempre; hablamos del cálculo diferencial, del vino tinto y del quesito que degustamos; de las gordas y léperas que alguna vez fueron nuestras alumnas, del de “la gaceta” el que todavía por ahí andaba, nos acordamos de la película “El Tívoli” y los comediantes léperos que tanto nos hacían reír; de la música que usted digitalizó a partir de los “long play”, aquellos de vinil con la Sonora Santanera, Bienvenido Granda; de las películas del Indio Fernández,…
Y ahora le platico maestro, que sus cenizas se encuentran esparcidas donde usted nos indicó en aquel día de verano; estuvimos sus amigos, su estimada esposa Aurorita, su hija, su hermano Héctor; recorrimos sus queridos árboles y patios por los que en muchas ocasiones deambulamos; hicimos un ritual masónico invocando los cuatro puntos cardinales y Salvador y Martha llevaron una grabación con la canción “cuando un amigo se va”
Me cuentan que hubo alguien que no fue capaz ni siquiera de balbucear nada en recuerdo de su amistad, pero no importa, porque aquel nudo en la garganta, al parecer, ya lo traía según me platicaron desde aquella ocasión en que usted nos pidió información del lugar donde podían hacerle algunas placas para observar su estado cerebral; siguiendo la línea de un humorismo –ahora un poco negro- le respondimos que cuantas quería de frente y cuantas de perfil; la risa no nos faltó en esa ocasión porque ya intuíamos un desenlace del cual nadie mejor que usted está enterado.
Que le cuento maestro, si usted ya se encuentra vestido de nubes y estrellas, caminando como siempre le ha gustado por entre las galaxias, cintilando cuando todos los saludos recibe de nosotros, en señal fraterna como diciendo vengan amigos porque aquí estamos necesitados de poetas y más poesía; de música y conciencias sencillas que nos acompañen a caminar por estos caminos de belleza infinitesimal que se suman y se suman eternamente. Ustedes traigan el vino y yo recolectaré las flores.
¡SALUD MAESTRO.!
           
    
      


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